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Las rupturas duelen.

Las rupturas duelen.

Tanto es así que a veces preferimos mantener una relación sin amor o incluso una en la que sufrimos, por no enfrentarnos al impacto que tendría una separación en nuestras vidas.

Los españoles, además, tenemos un puntito melodramático, los latinos en general, “sin ti no soy nada”, “si tú no estás aquí me quema el aire”, “me estoy ahogando sin tu amor”… Nos criamos con historias, telenovelas, canciones tremendamente trágicas y tristes y con la idea de un único amor, una media naranja irremplazable sin la que no podemos seguir viviendo, no hablemos ya de ser medianamente feliz. Y eso cala. En parte está todo bien, cantamos, nos emocionamos y comentamos las rupturas ajenas que nos atraen como atraen los accidentes en la carretera. El problema viene cuando nos toca atravesar la ruptura, ahí ya no está tan bien haber mamado esa idea trágica del amor. No tenemos modelos sanos para afrontar la situación. No necesariamente sufrimos por pasionales, también puede ser que queramos ser tan civilizados y tan equilibrados que no demos espacio a sentir, a llorar nuestra pérdida, y también hay que saber romperse.

¿A dónde quiero llegar? pues a que estamos un poco perdidos en el desamor, no somos prácticos y muchas veces perdemos una oportunidad de oro para aprender de nosotros mismos. Al fin y al cabo, la única persona con la que vamos a tener que convivir sí o sí toda la vida, somos nosotros.

La ruptura es una gran maestra… con la actitud adecuada. Si no estamos atentos es muy fácil caer en reproches, culpas, preguntas sin respuesta, excesos o enfrentamientos de todo tipo que potencian y generan sufrimiento.

Las separaciones reabren y remueven heridas profundas que sentimos en las entrañas. Es una época estresante, de muchos cambios. Normalmente hay que tomar decisiones importantes. Y, en cualquier caso, una vez nos estabilizamos por fuera (casa, trabajo, hijos, perros, cosas) entonces, empezamos a sentir la pérdida. De la vida que soñábamos. De la persona que queríamos (la real o la que nos empeñábamos en ver, lo mismo da). Comienza el duelo.

Teniendo en cuenta este popurrí lo normal es pasar una época difícil, por no decir bastante cabrona. Y nos podemos atascar en ella.

¿Para qué te puede ayudar una terapia?

maestro-de-karate (1)  Para dar salida a la rabia sin daños colaterales.

medicina  Para aprender a convivir con un dolor en ocasiones muy intenso, recordar que puedes con él y comprobar que es pasajero.

flechas-de-bucle  Para no repetir las mismas historias aprendiendo cómo te relacionas.

Esto es interesante, dejarás de culpar a la mala suerte y empezarás a entender tu papel en la historia.  Darte cuenta de tu tendencia a hacer de niño pequeño o de mamá/papá, de tu tendencia a despertar admiración o dar pena, si tiendes a controlar y manejar o a dejarte llevar por el otro, si tiendes a tragar y tragar hasta que un día explotas o eres más de quejarte por todo, si tiendes a desconfiar o a mirar a otro lado ante los problemas… Revisando estas tendencias puedes evitar encajar con el mismo tipo de personas, las que se complementan con tu manera de relacionarte.

mano-de-nino-sobre-la-mano-de-un-adulto  Para reconocer tus heridas más profundas

Falta de cariño, reconocimiento o seguridad, exceso de culpa o exigencia o una sobreprotección que te hizo creer que eras débil y el mundo peligroso… Si aprendes a cuidarte y satisfacerte o si al menos eres consciente de estas heridas, no te lanzarás a buscar lo que te falta en relaciones que no te hacen feliz, a cualquier precio.

pareja-de-hombres  Para tener una buena relación, en su caso, con el padre o la madre de tus hijos.

Igual no es lo que más te apetece, igual lo que quieres es que se joda, o no volver a saber de él/ella, pero resulta que él/ella es el padre/la madre de tus hijos y ellos se merecen todo el esfuerzo del mundo, se merecen unos padres que a pesar de las diferencias aprenden a dejar atrás, o a un lado, el resentimiento y pasan a formar un equipo en su crianza y educación. Se merecen un buen modelo, aunque cueste.

diagrama  Para reforzar otras áreas de tu vida.

Si te has centrado mucho en tu pareja es posible que hayas descuidado otras facetas de tu vida y es importante recuperarlas: amigos, estudios, hacer cosas que te divierten, religión/espiritualidad si la sientes, familia, proyecto profesional, estar en forma, tu economía, antiguos sueños que aun te hacen vibrar, disfrutar del sexo (sí, a veces en pareja es lo que más se descuida…), etc.

Con esto no quiero decir que sea imprescindible hacer terapia, sino que es posible que te atasques y no consigas pasar página. En ese caso sí te recomiendo que pidas ayuda.

Cierra ese capítulo y empieza uno nuevo como a ti te gusta.